Si existe, en la actualidad, un escritor portugués de igual relevancia que José Saramago, ése es António Lobo Antunes. Acaba de publicarse su última novela, desde que hace dos años pudiésemos leer en castellano Yo he de amar una piedra. En este caso se trata de un libro bien distinto en cuanto a la historia que se narra, y no en lo que se refiere a la forma característica de escritura de este autor.
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Pero lo que os quería dar a conocer de esta nueva novela es el origen de su título, Ayer no te vi en Babilonia. Está inspirado en una inscripción en alfabeto cuneiforme de más de 3.000 años de antigüedad, hecha en una tablilla de barro. Lo cierto es que uno se para a pensarlo, y no puede sino preguntarse por quienes se encontrarían detrás de una anotación así, de hace más de treinta siglos. Así como por las circunstancias que rodean ese mensaje. Incluso si llegó a su destinatario.
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"Ayer no te vi en Babilonia", una huella de humanidad dejada en el lejano Oriente y en un tiempo tan remoto, son palabras que invitan a soñar qué y quiénes estarían en su origen. Y te hacen darte cuenta de que aquellos que vivieron mucho antes que nosotros no eran tan diferentes, y sus sentimientos lo que menos nos diferencia de ellos, y lo que más semejantes nos hace a los hombres de todas las épocas.
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Pero lo que os quería dar a conocer de esta nueva novela es el origen de su título, Ayer no te vi en Babilonia. Está inspirado en una inscripción en alfabeto cuneiforme de más de 3.000 años de antigüedad, hecha en una tablilla de barro. Lo cierto es que uno se para a pensarlo, y no puede sino preguntarse por quienes se encontrarían detrás de una anotación así, de hace más de treinta siglos. Así como por las circunstancias que rodean ese mensaje. Incluso si llegó a su destinatario.
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"Ayer no te vi en Babilonia", una huella de humanidad dejada en el lejano Oriente y en un tiempo tan remoto, son palabras que invitan a soñar qué y quiénes estarían en su origen. Y te hacen darte cuenta de que aquellos que vivieron mucho antes que nosotros no eran tan diferentes, y sus sentimientos lo que menos nos diferencia de ellos, y lo que más semejantes nos hace a los hombres de todas las épocas.
Invenire
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