No soy mucho de ver televisión, esa ventana del mundo que da tantos temas de conversación sobre lo que ocurre fuera de nuestro entorno y de nuestras vidas. El motivo de que no la vea es sencillo: paso ya poco tiempo en mi casa, y sólo contamos con una tele, la del comedor, no tengo ninguna en mi habitación, que es donde me gusta estar cuando me encuentro en casa. Esto lo digo porque no soy de aquellos que abominan con teatral espanto ante la sola mención de la palabra "televisión". En ella hay cosas valiosas, como, por ejemplo, una serie histórica que me tiene como fiel espectador en DVD de su primera temporada: Roma. He sabido que la segunda ya va a estrenarse en España en Canal Plus. No estoy abonado ni nada por el estilo, pero cuanto antes se emita en nuestro país un programa, antes lo podremos ver en abierto en otros canales, o se editará en DVD.-
Los protagonistas humanos de Roma son dos legionarios del ejército de Julio César. Sus historias son buena excusa para que se nos cuente el relato de un momento concreto de esa edad antigua, convulsionada por sucesos que iban a precipitar el fin de un régimen, el de la República, para dar lugar a una nueva era que exigió 'esfuerzo, sangre, sudor y lágrimas' para establecerse: ahí, en ese punto del tiempo, empezaba un destino distinto para Roma (un incipiente imperio, y la verdadera protagonista de la serie) y para el mundo.
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