Desde Torino, todo se ve igual. Incluso vemos en el cielo las mismas estrellas. El mismo aire. Y, en ocasiones, el mismo mar.
Desde Torino también se siente el mar, porque el mar lo tenemos con nosotros siempre. Al menos yo, que no fui tierra un día, sino agua y agua volveré a ser.
Desde aquí se ven siempre las mismas estrellas porque las estrellas las llevamos con nosotros siempre. Sabed que algunas de ellas llevan vuestros nombres.
Aquí el tiempo también pasa, más rápido incluso de lo que debiera, porque no acierto a aprovechar cada minuto y a desmembrarlo en sesenta segundos para comérmelo poco a poco saboreando y desmenuzando Torino en cada centímetro de sus callejeros.
Desde aquí, sabed todos que todos tenéis un rinconcito vuestro dentro de este país caótico y entrañable.
Un abrazo a todos desde Torino.
2 de Octubre de 2007.
Julio.
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