Antes de entrar en harina, quiero decir a los Buscadores que estoy muy disgustado. No acuso a nadie de dejadez, pero últimamente el blog parece un monólogo mío, y, encima, de literatura. Desde aquí pido que Santikos, Dardo, Cardiux, Aqueloo, Seki y los molinenses (todavía no los he dado por perdidos para la escritura) que vuelvan a dar alas a esta página, pues esta se creó con intención colectiva.
-
Una vez dicho lo de arriba, hoy quería hablaros de --oh, surprise-- un libro titulado Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving. Tengo que remontarme a hace un mes, a un viaje de novios a Granada, y a un regalo impregnado de romanticismo (me refiero a los dos tipos de romanticismo, el literario y el sentimental) que me hicieron dentro de la propia Alhambra. El escenario fueron los paseos y jardines, y el Palacio de Carlos V. Y el obsequio, los Cuentos de Irving, el diplomático nortemaricano del siglo XIX que residió en la Alhambra.
-
El libro me ha gustado mucho y, a la vez, ha sido una sorpresa capítulo tras capítulo. Muchos piensan que estos Cuentos reconstruyen las historias de los habitantes nazaritas de la Alhambra antes de que los Reyes Católicos conquistasen Granada. Sin embargo, es un libro donde su autor escribe crónicas de su viaje por Andalucía y por Granada, hasta que tiene que irse a Francia por Murcia, Alicante y Valencia. Mientras nos cuenta cómo eran las personas, los paisajes y las costumbres y creencias de la España de mediados del XIX, intercala leyendas que tienen que ver con historias populares (teñidas de sucesos mágicos o fantasiosos) referentes a la fortaleza musulmana. Un mito que se repite a lo largo de sus páginas es el de los tesoros de los moros, que la tradición popular piensa que fueron enterrados por todas partes, en los más peregrinos lugares y angosturas, cuevas y escondrijos, cuando fueron expulsados de España. Este tema recurrente se encuentra en muchos de los cuentos, y sobre él varían las aventuras de personajes humildes que se enamoran y conquistan el amor de príncipes y princesas, y en los que las fronteras de la fe no impiden que el amor surga entre cristianos, moras, y viceversa.
-
Creo que regalar un libro es siempre dar algo que soñar a quien lo recibe. En mi caso, con los Cuentos de la Alhambra, he vivido con una gran sonrisa, y metido de lleno, todas las emociones que estos grandes sueños me proporcionaron. Por todo eso, gracias, Santikos. Lo prometido es deuda, y aquí puedes ver ya mi reseña de tu inmenso obsequio.
-
Una vez dicho lo de arriba, hoy quería hablaros de --oh, surprise-- un libro titulado Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving. Tengo que remontarme a hace un mes, a un viaje de novios a Granada, y a un regalo impregnado de romanticismo (me refiero a los dos tipos de romanticismo, el literario y el sentimental) que me hicieron dentro de la propia Alhambra. El escenario fueron los paseos y jardines, y el Palacio de Carlos V. Y el obsequio, los Cuentos de Irving, el diplomático nortemaricano del siglo XIX que residió en la Alhambra.
-
El libro me ha gustado mucho y, a la vez, ha sido una sorpresa capítulo tras capítulo. Muchos piensan que estos Cuentos reconstruyen las historias de los habitantes nazaritas de la Alhambra antes de que los Reyes Católicos conquistasen Granada. Sin embargo, es un libro donde su autor escribe crónicas de su viaje por Andalucía y por Granada, hasta que tiene que irse a Francia por Murcia, Alicante y Valencia. Mientras nos cuenta cómo eran las personas, los paisajes y las costumbres y creencias de la España de mediados del XIX, intercala leyendas que tienen que ver con historias populares (teñidas de sucesos mágicos o fantasiosos) referentes a la fortaleza musulmana. Un mito que se repite a lo largo de sus páginas es el de los tesoros de los moros, que la tradición popular piensa que fueron enterrados por todas partes, en los más peregrinos lugares y angosturas, cuevas y escondrijos, cuando fueron expulsados de España. Este tema recurrente se encuentra en muchos de los cuentos, y sobre él varían las aventuras de personajes humildes que se enamoran y conquistan el amor de príncipes y princesas, y en los que las fronteras de la fe no impiden que el amor surga entre cristianos, moras, y viceversa.
-
Creo que regalar un libro es siempre dar algo que soñar a quien lo recibe. En mi caso, con los Cuentos de la Alhambra, he vivido con una gran sonrisa, y metido de lleno, todas las emociones que estos grandes sueños me proporcionaron. Por todo eso, gracias, Santikos. Lo prometido es deuda, y aquí puedes ver ya mi reseña de tu inmenso obsequio.
Invenire
1 comentario:
Hola Invenire, la verdad que nuestro blog tiene rachas, unas mejores y otras mas flojas, ahora corren vientos aridos que dejan los dias vacios de palabras, estamos en malas fechas supongo, pero creo que pronto nos animaremos otra vez y esos vientos vendran cargados de vida, como los que corren estos dias por nuestra primavera murciana, repletos de minusculas semillas que fecundan nuestra huerta y que me hacen imposible conciliar el sueño encadenando estornudos tras estornudos, bueno, bien lo sabes tu y Santikos, mis administradores oficiales de clinex.
Un Saludo...
DARDO
Publicar un comentario