Las pasadas fiestas, Santicos, como un nuevo Papá Noel espinardero, se adelantó a Sus Majestades los Tres Reyes Magos de Oriente, y me regaló una bonita edición en DVD de Pesadilla antes de Navidad. Aunque siempre ando fijándome en todo aquel objeto de merchandaising en el que aparece mi admirado Jack Skellington, un personaje que me ha llamado la atención desde la infancia por tener una personalidad que escapa a toda clasificación o previsión (bueno, aunque tiene catadura de héroe, así que adivinamos que —pese a llamarse el ‘Rey del Mal’—, estará del lado de los de proceder noble), no tenía aún esta película. Guardo recuerdos de cuando era pequeño relacionados con este filme: me acuerdo de una cena de Nochebuena en casa de mi abuela Lola, y que en la tele pasaban el tráiler de cine, y que lo veía fascinado sin entender qué historia podría haber detrás de aquellos personajes horripilantes y aquellas imágenes tan poco navideñas. Y, sin embargo, no sentía rechazo por lo que dejaba entrever un tráiler tan atípico para un niño que tendría entonces once o doce años. Creo que fue la primera vez que no necesité saber de qué iba una historia para que la forma en la que estaba contada llamara poderosamente mi atención. Una vez que la vi, en vídeo, en casa, me parece recordar que salí incluso un poco defraudado de que su terrorífica apariencia sólo había estado ahí para mis ojos desacostumbrados. Pero, en realidad, era una historia de aventuras con el acompañamiento de una historia de amor. Eso sí, Oggie Boogie me dio entonces bastante miedo.
En la flamante edición que ahora poseo hay un par de cortometrajes de Tim Burton como contenido extra, que son de lo más divertidos. En YouTube he encontrado uno de ellos, y os lo dejo aquí para que le echéis un vistazo. Se titula Vincent, y es de las primeras piezas de animación de estudio de este estrambótico director.
No hay comentarios:
Publicar un comentario