viernes, 19 de enero de 2007

CLUB DE LECTURA 2007

El lunes 22, en la Biblioteca del Cuartel de Artillería de Murcia, el Club de Lectura se va a reunir a las 20:00 horas para hablar de Carta de una desconocida, de Stefan Zweig. Va a ser una puesta en común de las impresiones sobre esta novelita de apenas 70 páginas en su edición española. Es una nouvelle que se lee de una sentada, y que puedes volver a recomenzar desde la primera página cuando llegas al final sin que con las dos lecturas se te vaya más de una tarde.
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Os quiero invitar a que os animéis a venir, pues todavía hay tiempo suficiente. De todas formas, también la podéis leer por gusto personal, no ahora, sino más adelante. Incluso os informo de que existe una película reciente, filmada por una directora china, que en el Festival de San Sebastián de hace dos años fue premiada en su palmarés final.
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Carta de una desconocida se escribió en la primera mitad del siglo XX, pero su lenguaje es lírico y accesible a la vez, sin rehuir la expresión de los momentos más íntimos o sexuales de una relación. Está situada en Viena, Austria, antes de la invasión nazi. La práctica totalidad del libro es una epístola que una mujer innominada remite a un famoso escritor vienés, en la que le revela que ya desde niña ha estado enamorada de él. Si la mujer se permite contarle eso y describirle toda su vida, que se desarrolla a la sombra de ese amor secreto, es porque cuando su testimonio llegue a manos del hombre que tanto quiere ella ya estará muerta. La noche anterior a escribirle esa carta, el hijo que ella tenía murió dejándola en la mayor de las soledades. Si se confiesa por completo al escritor, es debido a que sus palabras no van a transformar la forma de vida de él. Una forma de vida de libertad e inconsciencia, que la desconocida no quiere cambiarle. Hasta semejante punto llega su enamoramiento.
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Una historia romántica, sí. Pero del romanticismo que es arte y no melodrama barato y mal llamado sentimental. Lectura a corazón abierto y de verdad admirable. Si alguno acepta la invitación a hacer suya esta experiencia de auténtico amor, me alegraré. Por el momento, para otro día me reservo el escribiros aquí mi Pequeña defensa del romanticismo. Esto ha sido tan sólo un adelanto.

Invenire

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